jueves, 30 de julio de 2009

"Precausion, amigo condustó..."

-¡Un perro al volante…! ¿Un perro al volante...?
-Pero vamos a ver, ¿por qué se asombran de ver un perro al volante de un automóvil? Después de ver a tanto animal, conduciendo por esas carreteras, ya deberían estar curados de espanto.
¿O es que nunca han coincidido con una bestia parda, al volante, que les intentaba adelantar en línea continua? ¿O con un mal bicho, que no respetaba la distancia de seguridad? ¿O con una acémila, empeñada en girar sin intermitentes? ¿O con un animal de bellota, tirando colillas de cigarro por la ventanilla? ¿O con… etc., etc.?
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Así que, teniendo en cuenta lo dicho, no se admiren de verme al volante aunque sea perro. Mejor conduciré yo que muchos de los que van por ahí, con carnet o sin él, con o sin puntos, presumiendo de gran coche para compensar la pequeñez de su… pensamiento inteligente.
Por tanto, no sean ustedes humanos animales, conduzcan como humanos racionales. Cuídense, de quienes no piensan hacer caso de este consejo, y que pasen unas buenas vacaciones.
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Y, una vez más, aplíquense esa canción tan escuchada en las “peticiones del oyente”, allá por los años 60 del pasado siglo, de la inefable “Perlita de Huelva”, pero cuya recomendación, coñas aparte, no es para desoír:
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“Precaución, amigo conductor,
tu enemigo es la velocidad.
Acuérdate de tus niños,
que te dicen con cariño:
¡No corras mucho, papá!”
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Salud y fraternidad.

martes, 21 de julio de 2009

Casilla 36: “Las ocas van descalzas... y los patos también”.

“Les oques van descalces
descalces, descalces;
les oques van descalces
i els ànecs també,
i els ànecs també.

Poseu-los-hi sabates,
sabates, sabates;
poseu-los-hi sabates,
i mitjons també,
i mitjons també”.
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En román paladino, resumido: “Las ocas van descalzas y los patos también. Ponedles los zapatos y calcetines también”.
La primera vez que escuchamos esta cancioncilla infantil fue en catalán, y así se nos quedó en la mente. Pensamos que era una tradición local, luego descubrimos que estaba extendida por diversos países europeos, y que los distintos idiomas no la habían alterado. Ya sea en francés, castellano, rumano, polaco, alemán, u occitano, las ocas siempre van descalzas... Porque nadie ha conseguido, todavía, ponerles los zapatos ni los calcetines.
Y bien contentas que van ellas, de ese modo. ¡Ah, los patos también! (Aunque éstos, andan un poco envidiosos, porque nadie dice: “de pato a pato y tiro porque me toca”. Cosas de la rima, queridos patos).
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[Dedicado a nuestros románicos amigos, de La Marca Carolingia, que nos enseñaron la cancioncilla y la escenificaron a coro].
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Salud y fraternidad.

viernes, 3 de julio de 2009

¿Canecillos, o canes románicos?

Siempre habíamos creído que los "canes" o "canecillos", medievales, eran otra cosa. Seres de piedra, que poblaban los aleros de templos, catedrales y ermitas. Pero la realidad, es que hay otros "canes", de carne y hueso, que pululan por los edificios románicos. Hijos de la Diosa madre, a quienes se impide la entrada en los recintos sagrados, porque tenemos el absurdo concepto de que son inferiores a nosotros en la escala evolutiva. Craso error, ellos van un paso por delante, actúan según su carácter, su instinto natural, están libres de la cruel servidumbre del libre albedrío... y de la sadomasoquista veneración de ninguna divinidad.
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Aunque, después de todo, eso, a ellos les trae al fresco. Tienen una ventaja sobre los seres humanos, están ausentes del "pecado" que la mitología cristiana atribuye al común de los mortales humanos. Viven en una especie de "Paraíso diferido", siguen la Ley Natural de sus instintos y no deberán dar cuenta a ninguna divinidad por sus actos.
Y lo que es mejor, la mitología de la nueva religión, les tiene prometido un "Paraíso renovado", donde todos ellos volverán a ser pacíficos amigos y ya no tendrán necesidad de devorarse para subsistir.
Idílico, bucólico y pastoril Edén del futuro, por el que los animales no pelean, torturan, o matan para convencer a sus congéneres de la "presunta" realidad del mismo. Ellos si que viven según el mítico precepto del: "Baste a cada día su propio afán..."
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Salud y fraternidad.