Charlan de sus cosas, que si la hija esto, o los nietos aquello. De las inquietudes cotidianas, este año buena va la fruta, o que el ganado tiene jugoso pasto y dará abundante leche. También, como no, cosas del pueblo, que si el tío fulano enfermó, la tía zutana marchó a la capital, o el truhán del menganito hizo cierto estropicio. Sin olvidar a la juventud. ¡Cómo está la juventud, Señor! Las comadres van cuesta abajo, y la fácil marcha les suelta la lengua.
Vaya, la cuesta se pone pina, pero no desfallecen. Un último esfuerzo, a casita, y mañana más. Cosas del doctor, que ahora se ha puesto de moda que los ancianos caminen, bueno y los menos ancianos también, que parece ser que eso tan viejo de ir a pie es “mano de santo” para todo mal. Y bueno está lo bueno, ellas, que no han hecho otra cosa en toda su vida que trajinar de acá para allá, sube y baja, ve y vuelve, que la vida del campo no es un lujo y hay que sudarla para sacar adelante a la tropa familiar, ahora el señor médico “las manda a paseo”.
Pues venga, si el doctor lo manda allá vamos, que en buena compaña y con animada charla se traga bien esta medicina. ¡Ojalá todas ellas fueran de tan grata administración! Pocas contraindicaciones y escasos efectos secundarios, menos que la “aspirina” seguro.
¡Ánimo, alegres comadres, y que sea por muchos años!
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Salud y fraternidad.