jueves, 25 de diciembre de 2008

Los trabajos y los días... (cuento invernal)

Ascendimos por las sierras de Segovia finando diciembre, cuando las primeras nieves anunciaban la inminente llegada del invierno, cuando los campos quedan bañados de una solitaria belleza y las gentes buscan refugio en la intimidad del hogar. Las escasas gentes que todavía aguantan, como celtíberos numantinos, en un medio rural que se desvanece para siempre en las nieblas de la historia.
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Lo primero que topamos, pasados los puertos, fue el pueblecito de Cerezo de Arriba, donde nos sorprendió un bello ábside románico, resto de lo que debió ser el magnífico templo del lugar cuando éste era una próspera comunidad rural, dedicada a la agricultura y la ganadería.
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Fotografiábamos las venerables piedras, cuando surgido de la nada, como un genio de los huertos, apareció un anciano lugareño, amable y bondadoso, que se ofreció a enseñarnos el interior del templo. Poco sospechábamos, la agradable sorpresa que allí nos aguardaba.
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Don Vicente García González, de "profesión" jubilado, al cabo de haber ejercido como labrador, pastor y cartero, entre otras ocupaciones, luego de platicar sobre lo laborioso de conservar el viejo templo y enseñarnos el barroco retablo “al que habría que dar un buen repaso para recuperar su dorada belleza”. Nos encaminó a los pies de la nave y allí, con tímida humildad pero con sano orgullo, como quien te lleva a su cabaña de pastor tras haberte enseñado el palacio del marqués, dio la luz para mostrarnos el “Belén” que había construido.
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Sin empacho alguno, el risueño artesano se metió en el “escenario” para tomar una figura de acá, soltarla, coger otra de acullá, dejarla en su lugar y acudir presto a mostrarnos otra. Igual que un abuelo enseña sus nietos, presumiendo que si uno es bueno, el otro es travieso, aquella es lista y el de mas allá un pícaro, pero a todos quiere por igual.
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El buen hombre está para cumplir los ochenta años, y ha tardado dos en concluir su obra, aprovechando los ratos perdidos que le deja el cuidado del huerto. Y sobre todo, llenando las horas muertas que el frío del invierno hace tan largas por estas montañas. Y las ha llenado bien, porque don Vicente es un artesano con todas las de la ley, que con la misma paciencia empleada en su trabajo se dedica a contestar, siempre con una sonrisa, todas nuestras preguntas.
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La treintena larga de figuras humanas y la veintena de animales, están confeccionadas con un detalle y preciosismo llenos de ingenuo encanto. Con paciencia y buen hacer ha tallado la madera, para complementarla de alambre. Aunque no ha sido una labor solitaria, porque con no menos detalle y paciencia, su esposa ha tejido, cortado y cosido, desde las vestimentas de los personajes a la piel de los animales.
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A tanta exactitud ha llegado esta pareja de artesanos, que el pequeño telar funciona tan perfectamente como uno de tamaño real, y en la demostración que nos hizo don Vicente pudimos comprobar este prodigio de inventiva.
Pero no está en la técnica artesana, ni en el gusto por el detalle realista, el mayor valor de este “Belén”, con ser todo ello primoroso y de gran mérito.
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La escenografía, aparte de figurar las típicas escenas mitológicas del Portal de Belén y la llegada allí de los Magos de Oriente, tiene su originalidad en las actividades de las gentes que pueblan, como “extras laicos”, el teatro sacro principal. Los aldeanos, escenifican todas las etapas del cultivo y elaboración del lino, acompañados de pequeños carteles explicativos del proceso, empezando por el cultivo: arado y siembra.
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Tras segarlo, y ponerlo a “cocer” en las pozas, viene el trabajoso machacado de las fibras sobre piedras planas.
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Le sigue el “espadar”, golpearlo para separar la hebra; rastrillar, para limpiarlo de impurezas; e hilar, con la rueca y el huso.
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A continuación, se hacen los ovillos con el “argadillo”.
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Después se elaboran las madejas, con el "aspador".
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Y ya solo queda tejer las piezas de lino con el telar.
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Bueno, lo último, lo último, es festejar el feliz resultado de la cosecha y elaboración del producto.
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Y a mí, todo ello me evoca los “mensarios” medievales, esos calendarios en piedra que nos reciben en las arquivoltas de muchos templos románicos. Esa secuencia, de “los trabajos y los meses”, que representa el discurrir del tiempo cotidiano medieval, me parece que sigue siendo la que gobierna el espíritu de este “Belén” popular. Porque el ritmo de la vida campesina, con todos los adelantos técnicos que queramos –incluso nuestro belenista, confiesa tener un ordenador-, sigue siendo el mismo ahora que en el medievo, ya que se trata del ritmo de la Naturaleza, la Madre Naturaleza.
No cabe duda, el espíritu de aquellos canteros medievales, que nos dejaron en piedra tan bellos ejemplos de "los trabajos y los días", ha palpitado en las manos artesanas del anciano don Vicente y su habilidosa compañera. Que sea por muchos años.
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Salud y fraternidad.

viernes, 19 de diciembre de 2008

¡Feliz solsticio de invierno!

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En el solsticio de invierno, hacia el 21 de diciembre, la duración del día y la altura del Sol sobre el horizonte son mínimos. A partir de entonces, los días comienzan a alargarse lentamente, cada uno que pasa hay un poco más de luz.
Por eso la Religión Antigua celebra el solsticio invernal como el retorno del Sol, tras su triunfo sobre las tinieblas. Por eso, durante estas fechas, era celebrado el nacimiento de los dioses solares, como Osiris, Dionisos, Mitra, etc., con la fiesta del "Nacimiento del Sol Invicto". Por esas fechas, se prendían hogueras para danzar a su alrededor, como símbolo de renacimiento y esperanza en la fertilidad futura. Se hacían treguas, sobre todas las disputas, y las gentes celebraban banquetes colectivos obsequiando a sus allegados.
Aunque la Naturaleza parecía sumida en un sueño profundo, todos sabían que sólo dormitaba, que su quietud y silencio eran sólo aparentes, pues en su interior la Madre Tierra se estaba renovando, estaba fabricando la primavera.
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¡Felicidades a todos! ¡Que la Diosa Madre, la Madre Tierra, nos traiga salud y prosperidad!

lunes, 15 de diciembre de 2008

"Cuadrados mágicos", partituras para la Música de las Esferas.

Paseando por el encantador pueblo medieval de Uncastillo (Zaragoza), a poco que uno se fije, se encuentran cosas muy curiosas. Sobre la fachada de una casona, en la Plaza del Mercado, frente a la Lonja Medieval, nos topamos de improviso con un “cuadrado mágico”. Por su estado, calidad de la piedra y talla, vemos que se trata de una pieza moderna, además, antiguamente a nadie se le habría ocurrido colocar algo así en la puerta de su casa. Había que guardar las formas, y era mejor no despertar sospechas de brujería, pues no estaba el horno inquisitorial para muchos bollos.
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Un “cuadrado mágico”, es una tabla con una serie de números que, sumados en vertical, horizontal o diagonal, dan siempre el mismo resultado. Ello responde a un complejo cálculo matemático, que por su misma complejidad a los profanos nos resulta “mágico”. Esa capacidad mágica, procede sin embargo del concepto pitagórico del número, como base de su filosofía: los números son los sillares del Cosmos y de todo lo existente, por tanto los números expresan lo que las cosas son. Comprenderlos, es comprender el Universo.
Al margen de la estricta filosofía pitagórica, muchos magos, pretendieron que, jugando con ciertas combinaciones numéricas, se podían conjurar las fuerzas de la naturaleza, para hacerlas favorables. Y nacieron los “cuadrados mágicos”, como talismanes o amuletos.
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¿Pero, qué simbolismo tiene para quienes actualmente los colocan en determinados edificios? Porque resulta que, este cuadrado de Uncastillo, es idéntico al que Joseph María Subirachs ha colocado sobre la Fachada de la Pasión, en el templo de la Sagrada Familia, de Barcelona.
¿Un símbolo, señero de los magos y la magia, sobre un templo de la nueva religión? Hay que concluir, que se trata de un simbolismo bastante peregrino, para una religión que presumió de quemar en la hoguera a cuantos magos se le ponían por delante, salvo a los Magos de Oriente, aquellos sabios caldeos que tuvieron el acierto de cambiar su profesión, por la de Reyes Magos, para escapar de la quema.

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El juego numérico de este cuadrado da, como resultado de la suma: 33, se sume por donde se sume. Lo cual puede resultar conveniente en aquella “Fachada de la Pasión”, ya que según la mitología cristiana esa era la edad del dios sacrificado. Sin embargo no parece tan obvio, ese 33, en el cuadrado de una casa particular en Uncastillo. ¿Tendrá algo que ver, el hecho de que el 3 es el primer número perfecto para los pitagóricos?
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[Dedicado a Pallaferro, amigo de “cuadrados mágicos” y “aprendiz de brujo”, de cuyo blog: Homus Virtualis, he tenido la osadía de tomar prestada su foto de la Sagrada Familia].
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Salud y fraternidad.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Las alegres comadres de Sanabria...

Cuesta abajo, por el camino de San Martín de Castañeda, allá van las buenas comadres de Sanabria. Han improvisado rústico bastón, con un simple palo, más que nada por marcar el ritmo y por aquello de la ayuda moral, pues que los pies todavía les responden. Se han provisto de paraguas, que el sol de junio ya se hace sentir. Y unas con un calzado, otras con otro, según se ajuste a su comodidad, han echado el tipo carretera adelante.
Charlan de sus cosas, que si la hija esto, o los nietos aquello. De las inquietudes cotidianas, este año buena va la fruta, o que el ganado tiene jugoso pasto y dará abundante leche. También, como no, cosas del pueblo, que si el tío fulano enfermó, la tía zutana marchó a la capital, o el truhán del menganito hizo cierto estropicio. Sin olvidar a la juventud. ¡Cómo está la juventud, Señor! Las comadres van cuesta abajo, y la fácil marcha les suelta la lengua.
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Luego, cuando el regreso sea todo subida, la charla irá más menguada. Quizá, entonces, con el monte a su derecha y el lago a la izquierda, será inevitable que salga a colación la leyenda de la ciudad sumergida, Valverde de Lucerna, y la xana Senábriga que allí habita. Tal vez alguna recuerde, también, las desventuras de “San Manuel Bueno, mártir”, el unamuniano párroco de novela. Y otra, puede sacar de la memoria los viejos versos: “San Martín de Castañeda, espejo de soledades...”
Vaya, la cuesta se pone pina, pero no desfallecen. Un último esfuerzo, a casita, y mañana más. Cosas del doctor, que ahora se ha puesto de moda que los ancianos caminen, bueno y los menos ancianos también, que parece ser que eso tan viejo de ir a pie es “mano de santo” para todo mal. Y bueno está lo bueno, ellas, que no han hecho otra cosa en toda su vida que trajinar de acá para allá, sube y baja, ve y vuelve, que la vida del campo no es un lujo y hay que sudarla para sacar adelante a la tropa familiar, ahora el señor médico “las manda a paseo”.
Pues venga, si el doctor lo manda allá vamos, que en buena compaña y con animada charla se traga bien esta medicina. ¡Ojalá todas ellas fueran de tan grata administración! Pocas contraindicaciones y escasos efectos secundarios, menos que la “aspirina” seguro.
¡Ánimo, alegres comadres, y que sea por muchos años!
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Salud y fraternidad.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

¿“Pata negra” medieval?

Templo de Nuestra Señora del Vallejo, Alcozar (Soria). [Fotos 22 de noviembre 2008].
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Saba, en la galería porticada de Santa María del Rivero, San Esteban de Gormaz (Soria), poco sospechaba la insólita aventura que el destino le deparaba...
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Caímos por Alcozar, pequeño pueblo soriano, un sábado de fría ventolera y nubosidad variable. En lo alto del cerro campaban las ruinas del templo de Nuestra Señora del Vallejo –una contradictoria advocación-, que están excavando con vistas a ser restaurado. Allá nos dirigimos por la empinada cuesta, saltamos del coche y tras nosotros saltó la perra Saba, quien se lanzó hacia las ruinas siempre dispuesta a “culturizarse” románicamente. Nos acercamos a las menguadas piedras y, justo entonces, nos dimos cuenta del error. El suelo estaba lleno de cortes estratigráficos y tumbas medievales recién excavadas. ¡Todo ello repleto de huesos humanos! ¿Un festín medieval, para un perro del siglo XXI?
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Alcozar, corte estratigráfico del terreno bajo el muro sur. Depósito óseo en fosa común.
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Para nuestro asombro, Saba no les hizo ningún caso. Después de tantos siglos bajo tierra, los humanos acabamos por no tener interés ni para la curiosidad canina. No obstante su manifiesto desinterés por los huesos, no dejamos de vigilar, por si acaso el instinto “perruno” terminaba por salir a flote.
Al rato, descubrimos con horror que Saba tenía el hocico completamente cubierto de tierra, signo inequívoco de que había estado escarbando y enterrando algo... ¡Ay, terrible sospecha! ¿Y si, por fin, a nuestras espaldas había saqueado el yacimiento y escondido un hueso humano?
Tras recriminarle su acción con palabras indignadas, investigamos por donde la habíamos visto merodear últimamente y, al cabo, ella misma se delató. Al acercarnos a cierto montón de tierra comenzó a gruñir y morder las botas de su dueña, señal inequívoca de que allí estaba el “cuerpo” del delito y no quería cederlo.
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Alcozar, enterramientos individuales bajo el muro oeste.
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Sin embargo allí no se veía nada, aunque el misterio lo aclaró la propia Saba. Al ver que nos acercábamos tanto a su “tesoro”, intentó rescatarlo. La sorprendimos tirando de un trozo de cuerda basta, que sobresalía del terreno, y tanto tiró que desenterró el “hueso” al que estaba atada. ¡Oh, sorpresa y chasco! No se trataba de hueso humano alguno, sino del típico hueso de jamón con su cuerda atada a la pezuña...
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Saba con el "cuerpo" del delito... [Foto cortesía de Pata de Oca].
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La explicación, se imaginaba sencilla. Los obreros de la excavación, debían haberse dado un banquete de buen jamón serrano, abandonando luego la extremidad inservible: pezuña y cuerda. Moraleja: Los perros son más inteligentes que los humanos, pues mientras nosotros nos extasiábamos fotografiando huesos, mondos y lirondos, de congéneres muertos hace un puñado de siglos, Saba, más lista que el hambre, reciclaba un reciente y sabroso hueso de cerdo, quien sabe si ibérico o de bellota.
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Salud y fraternidad.

¿Por qué tendré que pisar yo todos los charcos?

Pruna, con cara de asombro, parece pensar: "¿Qué he hecho yo para merecer esto?". [Foto 1 noviembre 2008].
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Aparte las lógicas precauciones, que la sensatez dicta, viajar con animales de compañía -no humanos- se está poniendo cada vez más dificil. Los perros no pueden entrar en locales públicos, ir sueltos, ir sin bozal, ir en coche sin cinturón de seguridad... Y cuando en algún establecimienmto hotelero, afirman admitirlos, generalmente se refieren al garaje. Ahora debemos añadir, la prohibición de entrar en los parques rurales.
Barca es una villa soriana, con magnífica galería porticada románica, un pequeño parque público y unos 140 habitantes censados. Por motivos que ellos sabrán y a nosotros no se nos alcanzan, los próceres municipales han colocado en dicho parque un gracioso cartelito, que tiene maldita la gracia: "Perros no".
Sin embargo, dada la situación del cartel de marras, no sabemos muy bien si se está prohibiendo que los perros pisen el cesped o que permanezcan en el parque. Dejando bromas aparte, sobre que, en todos los pueblos -aunque tengan consideración legal de "villa"-, los canes siempre han campado por sus respetos en razón de su utilidad, no creemos que este lugar ande tan sobrado de perros como para que se les prohiba la entrada al parque. La verdad, no vimos ningún otro aparte del nuestro. ¿Será que en verano, los turistas, traen los perros en "manadas" y, a "falta de campo" para correr, los llevan al parque? ¿Será que esas "manadas" de perros turísticos muerden a destajo, a las no menos turísticas "manadas" de niños que, presuntamente, acuden al parque?
Algún malicioso, podría pensar en cierta turbia conexión monetaria entre los fabricantes de carteles y algún munícipe local, pero eso es tan absurdo que no cabe ni siquiera imaginarlo... ¿Será más seguro creer que la corporación municipal, en pleno, odia los perros? ¿O que alguno de sus componentes tuvo una mala experiencia con los canes, durante su infancia?
Todo son elucubraciones, pues allí no había nadie a quien preguntar. De los 140 habitantes censados no vimos ni uno durante nuestra estancia en el lugar, y eso que era fin de semana. Por supuesto no había rastro de niños, y mucho menos de perros a los que atosigar con el cartelito.
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Salud y fraternidad.

viernes, 21 de noviembre de 2008

La sombra de Caín...

Desoladas soledades de La Bureba, parte de esa Castilla tan vieja y tan lejana, sobre la que se abate la ominosa sombra de Caín. Pueblos abandonados que se traga la tierra, templos románicos que se disuelven en ruinas, pequeños cementerios que visita el olvido. Y, poco a poco, la Naturaleza vuelve a enseñorearse de lo que un día fue suyo.
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"Por tierras de España".
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El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
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Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
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El numen de estos campos es sanguinario y fiero;
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.
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Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
-no fue por estos campos el bíblico jardín-;
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.
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Antonio Machado, Campos de Castilla (fragmentos).
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Salud y fraternidad.

jueves, 20 de noviembre de 2008

¡Extraño vivero! ¡Vive Dios...!

Llegamos sedientos hasta aquel bar, situado en un pradillo ameno, junto al magnífico templo románico en Sejas de Sanabria (Zamora), nos acodamos en la barra para refrescar con lo que hubiera y, mientras apagábamos el sofoco de aquella tarde de estío, nuestros ojos repararon en ese, en apariencia, inocente calendario.
Primero, por lo más evidente, la imagen de una moza “de buen ver”, enseñando quizá más de lo conveniente si tenemos en cuenta la proximidad del santuario románico, a no más de quince pasos.
Segundo, por el curioso nombre del anunciante, que allí se publicitaba con tan atractivo sistema. Viveros “El Dios”. Árboles frutales – Forestales y de Adorno.
Obviando el chocante maridaje entre Dios, la moza “carnosa” del grabado, y los vegetales, resulta no menos chocante esa denominación: “El Dios”. ¿A qué dios se refiere el nombre del vivero? Tal vez, al dios de los viveros, los jardines: Dionisos, divinidad alegre y amigo de mozas ligeras de ropa. ¿O lo emplean en sentido coloquial, como quien dice: “El Manolo”, “el Juanico”...? Lo cual, no deja de ser mucha confianza con el Altísimo, aunque se esté sobrado de fe y devoción.
Pero bueno está lo bueno, no quisimos divagar más allá de la anécdota y tornamos a nuestra ruta, después de todo los “caminos del Señor son inescrutables”. Y los de la publicidad, no digamos...
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Salud y fraternidad.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

La borrica "viajera"

Ferreras de Arriba (Zamora). [Foto 28 junio 2008].
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-¡Eh, buen hombre! ¡Espere un momento! ¿Le importa que saque una foto, de este hermoso animal?
-¡No, vaya por Dios! ¡Saquen cuantas quieran!
El campesino detiene su carro y posa muy digno, pero muy en su papel, como quien está acostumbrado a ello. El borrico, émulo de Platero, se ha detenido en estética pose como si supiera qué se espera de él.
-Otra más. Ya está, y bien guapo que ha quedado.
-Es guapa, una hembra, buena borrica. Borrica "viajera", saben ustedes, me la tienen fotografíada yo que sé la de gente. En fotos, ha viajado... más que el papa, con perdón.
Se nota que es hombre piadoso, al menos respetuoso con el clero, como sólo el pueblo sencillo sabe serlo. Y debe estar convencido, que el papa es el summun de los viajeros.
-Fíjense si ha "viajado", que se han llevado sus fotos ¡hasta Francia! No les digo más.
Francia debe ser el colmo de la lejanía geográfica para éste buen campesino, que seguramente no se ha separado mucho del terruño en su larga y trabajada vida.
-Pues nada, que Dios se la conserve sana y usted la disfrute muchos años.
-Vayan ustedes con Dios. ¡Aarreee borrica, vamos!
Y el campesino se aleja, más ufano que un marqués, contento como unas pascuas de que unos forasteros, tan amables, hayan sabido apreciar la valía de su compañera de faenas.
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Salud y fraternidad.

Metáfora de fría tarde invernal

Cañón del Río Lobos (Soria). [Foto cortesía de Pata de Oca].
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Soñé que tu me llevabas
por una blanca vereda,
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.
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Antonio Machado. "Caminos" (fragmento).
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Salud y fraternidad.

sábado, 8 de noviembre de 2008

¡Vamos a jugar en serio!

¡Mmiiiaaauuuu! [Traducción simultánea: ¡Hola!].
Con la energía recibida durante el festival de Samhain, he decidido tomarme en serio el nuevo año y el blog. Ahora comienzo formalmente, lo que no eran más que balbuceos, y voy a mostraros lo que mis "pájaros viajeros" traen de su peregrinar, por ese "Tablero de la Oca" que es el Juego de la Vida.
Habrá de todo un poco, anécdotas, sucedidos, cosas curiosas y, de vez en cuando, alguna enseñanza adquirida por los caminos. Sin pretensiones, sólo por el placer de compartir.
La cosa saldrá como salga, porque éste ordenador, aunque yo lo pisotee y use de asiento, no se deja dominar con facilidad. ¡Mecachis en la tecnología...!
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¡Miaauuu... rrrr... mmiiaauuu! [Traducción: Salud y fraternidad].

¿La cabra sincrética tira al monte...?

Santuario de Santa Casilda, inicios del s.XVI, sustituye uno románico. Cerca de Briviesca (Burgos).
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En tierras de la Bureba, sobre un peñón rocoso, se encuentra el santuario de Santa Casilda. Su portentosa mitología, sincrética, y sus simbólicas relaciones familiares, están contempladas en la obra de R. Alarcón: “La huella de los Templarios”, y yo no sabría narrarla mejor. Pero, muy esquemática, es como sigue.
Allá por el siglo XI, el toledano rey Al-Mamum tiene una hija, la caritativa princesa Qasida que socorre a los prisioneros cristianos. Enferma y viaja hasta la Poza de San Vicente, junto a Briviesca. Sanada, gracias a las aguas del manantial, se retira como ermitaña a una cercana cueva del monte pues, tras tener una visión de la Virgen, desea hacerse cristiana. El bautismo, con agua de la poza milagrosa, cambia su nombre por el de Casilda y le proporciona poderes celestiales. Desde su instalación en el lugar, los lugareños cesan de sufrir calamidades naturales y ven como sus cosechas y rebaños prosperan. Cuando Qasida-Casilda muere, su cuerpo queda en la cueva para veneración de peregrinos, aunque la reliquia más poderosa es la cabellera de la doncella, rubia, lo que prueba, para sus incondicionales devotos, que la madre de la princesa-ermitaña era vikinga.
En tiempos celtíberos aquí estuvo el “Bosque Sagrado”, habitado por Dríades y Hamadríades, alrededor de "Manantial Mágico".
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A este enclave, lleno de “magia” y “misterio” han acudido siempre las mozas, para implorar novio, luego marido y después hijos, dejando como ofrenda las monedas arrojadas a la poza.
El trasfondo celtíbero no puede estar más claro: una doncella “mora” que habita junto a una fuente de aguas curativas, a la que acuden las jóvenes en demanda de “amor y fecundidad”, previo “pago” de ofrendas en forma de monedas arrojadas a las aguas.
El “Manantial Sagrado”, de aguas curativas, estaba custodiado por un espíritu de las aguas, o Melusina.
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¿No vemos cómo por el borde del vestido, de la princesa arábigo-normanda, asoma la “pata de oca” de las melusinas, o de las druidesas, y por su velo se escapa la rubia cabellera de las divinidades celto-nórdicas de la naturaleza?
Bajo la capa de pintura simbólica de la nueva religión, aparecen todos los elementos de la antigua: fuente curativa, doncella protectora de la fuente, monte sagrado, cueva mágica y bosque sagrado...
Todavía hoy, perdura el recuerdo de las Dríades en esas figuras sagradas que se empotran en el tronco de ciertos árboles centenarios.
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Un resto espiritual que ha sobrevivido, hasta en el “pequeño” detalle del culto al árbol sagrado. Hace poco hablamos de las Dríades y Hamadríades, los espíritus vegetales que habitan dentro de los árboles. Pues bien, junto a la Poza de San Vicente, existe el tronco muerto de un antiquísimo árbol. Alguien, ha horadado un hueco en su madera, ha depositado dentro una pequeña imagen del Hijo, segunda persona de triple-único dios de la nueva religión, y lo ha cerrado con cristal sellado. A su pie colocan ofrendas de flores y hierbas aromáticas, mientras piden interceda para que las aguas curativas del manantial les favorezcan.
La divinidad de la nueva religión, sin proponérselo, ha sido capturada por los espíritus de la Antigua Religión. ¿Simple justicia poética? ¿O es que la “cabra” del culto popular, “tira al monte” de las creencias ancestrales...?
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Pero no es sólo aquí, lo cual sería un exotismo antropológico. En otros muchos lugares hubo, y en algunos ha sobrevivido, la costumbre de introducir imágenes sagradas: vírgenes, santos, dentro de troncos de árboles considerados antaño dignos de veneración. Y aquella serie de leyendas, medievales, sobre la ocultación y encuentro de imágenes de la Virgen –generalmente Vírgenes Negras-, dentro de troncos milenarios, procede del mismo fondo de la Religión Antigua, el culto a los espíritus de los árboles.
Si la humanidad hubiese continuado con esa respetuosa veneración, por los árboles y sus espíritus custodios, otro gallo nos cantara.
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Salud y fraternidad.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Célticos y sagrados 31 de octubre y 1 de noviembre

Samhain es la última y más importante fiesta del calendario celta, el 31 de octubre acaba el año viejo y el 1 de noviembre comienza el año nuevo. Con ella da comienzo el invierno y en esta noche mágica, se abren por un instante las puertas del más allá y los espíritus de los difuntos regresan a vagar por la tierra, visitando a sus parientes y amigos. Pero como pueden ser algo fastidiosos, pues a veces gastan bromas pesadas o producen pesadillas, las gentes decoran las casas de forma extravagante, se disfrazan y danzan alocadamente, para confundir a los espíritus, que, despistados, se vuelven a su mundo antes de amanecer.
Es epoca de hacerse regalos, con frutos propios de la estación o dulces elaborados con ellos. También es costumbre poner una vela, por cada antepasado difunto que halla en la familia, así éstos, al saberse recordados, no molestarán a sus parientes. Las calabazas, utilizadas como farolillos tras ser talladas con formas fantasmales, son tanto para espantar a los espíritus traviesos, cuanto un símbolo de la energía, de la Madre Naturaleza, que ahora se concentra en el seno de la tierra para hacer brotar los frutos de la siguiente estación.
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Yo también he puesto la típica calabaza de Samhain, a la puerta de mi casa, las tradiciones son las tradiciones, además así contento a mis célticos y felinos antepasados, todos ellos "Europeos comunes" .
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Os diré un secretillo, para el año próximo: si a media noche, dáis un beso a la calabaza y pedís un deseo desinteresado, es posible que la Madre Tierra os lo conceda. ¡Féliz año nuevo celta!
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Salud y fraternidad.

jueves, 30 de octubre de 2008

¡Feliz fiesta de Samhain!

Feliz año nuevo celta a todos.
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Salud y fraternidad.

domingo, 26 de octubre de 2008

Dríades y Hamadríades, hijas de la Diosa

En el mágico claustro románico del templo de San Pedro de la Rúa, en Estella (Navarra), existe un anciano ejemplar de la familia de los pinos, este curioso árbol, que nos mira vigilante, es un ser benéfico dispuesto a compartir su energía con aquellos que lo abracen llenos de buenas intenciones. Pero, hay de aquellos que alberguen intenciones negativas, no se marcharán sin castigo...
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En la Antigua Religión, existe la creencia en unos espíritus femeninos de los árboles. Estas bellas ninfas, hijas de la Madre Tierra, son de dos clases: las Dríades, que vagan libremente de un árbol a otro, aunque prefieren los robles, y las Hamadríades, asociadas a un árbol concreto. Se dice que su piel y cabellos cambian de color con las estaciones, para adaptarse al color de los bosques. Hablan el lenguaje de las plantas y saben comunicarse con todos los seres de la naturaleza. Su melodioso canto, puede oírse en el susurro de las hojas agitadas por la brisa. Se dice que druidas y druidesas podían comunicarse con estas ninfas, porque sus pociones a base de muérdago ponían sus espíritus en comunicación con los de los árboles.
Tales ninfas están ligadas al árbol en cuyo interior habitan, y viven tanto como él. Pueden influir en su crecimiento vegetativo, haciendo que brote o florezca antes de tiempo, o retrasando la caída de sus hojas y su hibernación invernal. Tienen poder para protegerlo contra quienes pretendan dañarlo, mediante hechizos, pero mueren si el árbol muere. De ahí que, antiguamente, los leñadores realizasen ofrendas a los árboles antes de emprender su labor. Porque la maldición de estas ninfas, aunque tarde, acaba alcanzando a quienes les causen daño.
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Salud y fraternidad.