lunes, 21 de junio de 2010

Refranero del solsticio sanjuanero.

El día de san Bernabé, dijo el Sol: "Hasta aquí llegué".
El Sol dijo a san Bernabé: "Aquí estaré y de aquí no pasaré".
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Estos refranes reflejan una verdad cósmica, pues "solsticio" significa "Sol quieto", en referencia a que, llegado a este punto del firmamento, el astro ya no asciende más, se mantiene allí de forma aparente, durante varios días, para luego empezar a declinar.
El solsticio de verano, momento en que el Sol se encuentra en su punto más boreal de la eclíptica, tiene el poder de darnos el día más largo del año, quince horas, y la noche más corta, nueve horas, todo lo contrario que el solsticio de invierno. Este fenómeno natural, fue mirado siempre como algo sobrenatural, y ello provocó curiosas consecuencias en el hemisferio norte, verbigracia atribuir tal fenómeno a la noche de san Juan, día 24, cuando en realidad el solsticio oscila, según años, entre el 20 y el 22 de junio. Este año, y en Celtiberia, el fenómeno tiene lugar el día 21 a las 13: 28 horas, y por tanto la mágica noche solsticial será la de ese día, no la del 24.
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Por san Juan, los días comienzan a acortar.
Sin engaños, la noche de san Juan es la más corta del año.
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Cierto, pero la "noche de san Juan", nació en realidad de un engaño judeo-cristiano. Se celebra en el paso del 24 al 25 de junio, oficialmente para festejar el presunto nacimiento de Juan "el Bautista", un extremista religioso de la colonia romana de Judea, que allá por el s.I realizaba ceremonias heterodoxas con el agua, durante una de las cuales reconoció a otro hereje hebreo, cierto Jesús Galileo, como "Mesías del pueblo de Israel".
Cuando la herética secta judaica, fundada por el "Mesías Galileo", fue adoptada de forma oficial como religión del decadente Imperio Romano, sus dirigentes se apresuraron a exterminar a los creyentes de la Antigua Religión, junto con las antiguas divinidades. Y para rematar la faena, suplantaron las festividades religiosas antiguas con festividades propias.
Así, las celebraciones del solsticio veraniego fueron acaparadas por ese apócrifo san Juan. Lo que nunca pudieron acaparar, fue el sentimiento mistérico, la espiritualidad mágica, y el fervor prodigioso de las gentes por unas ceremonias tradicionales que, buscando la unión del ser humano con la Naturaleza, propiciaban su integración en el ciclo del cósmico devenir.
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Los gatos de san Juan, no se llegan a acostar.
En la noche de san Juan, a los gatos se oye hablar.
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Esta mágica noche solsticial, por su insólita corta duración, se supone que propicia la apertura de las puertas que separan los mundos terrestre y celeste, por ello todos los prodigios son posibles. Aunque sólo algunos humanos, de espíritu bien dispuesto, serán capaces de captar alguna de las maravillas que han de producirse. Dicen, que mientras los humanos encienden hogueras para ayudar al Sol en la conservación de su energía, los enigmáticos gatos no duermen y se reunen, en conciliábulos, para contarse los prodigios del más allá, que a ellos les está permitido ver. Afortunado será quien los escuche, con el corazón puro, pues podrá entender sus maullidos como si fuesen humanas palabras, y escuchará maravillas sin cuento...
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Noche de san Juan, noche de amores.
Por san Juan, las enamoradas recogen sus enramadas.
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La magia nocturna de este día, es propicia para la fertilidad y feracidad de toda la Naturaleza, incluida la humana. Son numerosos los rituales propiciatorios para tal fin, desde los sanadores: pasar al niño quebrado a través de un junco abierto; hasta los de fecundación: beber las parejas de ciertas fuentes en busca de embarazo, o frotarse el vientre las preñadas con ciertas hierbas para tener un feliz parto. Sin olvidar lo principal, encontrar pareja, cosa que los mozos intentan dejando enramadas en las ventanas de las mozas, y ellas "leyendo" al amanecer presagios en recipientes de agua dejados al sereno...
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Entre san Pedro y san Juan, las hierbas olores dan.
Mañanas de san Juan, mozas, vamos a coger rosas.
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Si mágica es la noche, no menos lo es la amanecida. Las fuerzas naturales, desatadas en la oscuridad, parecen acrecentarse con la salida del Sol y concentran su energía en determinados elementos. Muchos de ellos, se tornan benéficos con la primera luz del alba: el rocío, es bueno para curar y prevenir enfermedades, grandes o pequeñas; las hierbas y flores, pueden sanar, tanto el cuerpo como el espíritu, pues al natural o preparadas se utilizarán como medicinas y amuletos, que libre de las numerosas acechanzas de los genios o duendes malignos. Entre las hierbas más benéficas, se encuentran aquellas utilizadas para preparar licores y orujos, "aguas de vida" que animan al enfermo y vigorizan al sano...
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El pollo de enero, por san Juan es comedero.
San Juan de buena estrella, buena comida y mejor cena.
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Si se tiene la suficiente suerte será posible toparse, en los bosques o prados, con cavernas que se han abierto misteriosamente durante la fantástica noche, en cuyas bocas saltan y picotean pollitos, gallinas y hasta gallos, todos de oro fino, custodiados por duendecillos o espíritus de los bosques. Esas cuevas son las puertas del otro mundo, al que solo las almas puras tendrán acceso, por un rato, para gozar con la visión de las maravillas de nuestra Madre Naturaleza, y participar en los fabulosos banquetes, que les obsequiarán los duendes, a base de insuperables manjares...
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Por san Juan, un baño, es salud para todo el año.
El agua de san Juan, todo lo puede curar.
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Las influencias cósmicas de este preciso instante, donde se juntan y confunden, lo temporal con lo intemporal, vuelven las aguas de ciertas fuentes especialmente benéficas. Es recomendable ir a recogerlas, como provisión para todo el año y múltiples usos.
Además, a poco que la suerte nos sonría, se podrá gozar de la contemplación de las "Damas de Agua", esos genios femeninos que, si no los molestamos, nos dejarán ver como peinan sus dorados cabellos al borde de la fuente, con peines de oro, o como hilan hebras de oro en sus ruecas de áureo metal, mientras entonan canciones, en una dulce lengua incomprensible, que eleva el alma hasta regiones insospechadas. Dicen que algunos, especialmente afortunados, se han visto obsequiados por las "Damas de Agua" con esos peines, orquillas, ruecas, o tejidos de oro...
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San Juan, sin dudarlo, tiene la llave de todo el año.
Año que san Juan abre, ya no lo cierra nadie.
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Los augurios que se produzcan en la noche y amanecida de san Juan, darán la medida para el devenir del nuevo ciclo anual, por ello se dice que "san Juan tiene la llave de todo el año". Mediante cera, clara de huevo, estaño, o posos de café, derramados sobre un recipiente con agua que se colocará al relente, los avisados serán capaces de interpretar el rumbo que tomarán sus vidas y haciendas a partir de tal fecha. Porque el contacto con las fuerzas del más allá, realizado a través de las puertas abiertas de esta noche fabulosa, permite a unos pocos privilegiados leer el futuro.
Aunque debemos tener cuidado, porque las energías de esta menguada noche, son tan fuertes y están tan revueltas, que algunas lecturas pueden resultar confusas, o ser mal interpretadas. No conviene fiarse demasiado de aquella lecturas, por muy claras que parezcan. Sin embargo "haberlas haílas...", y si todo ello es o no cierto, mi gato ha de saberlo. ¿Me lo querrá contar, esta noche?
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Salud, fraternidad, y feliz solsticio.

jueves, 17 de junio de 2010

“Y si junio viene ruin…”

Dice la humana sabiduría popular, que: "Hasta el cuarenta de mayo, no te quites el sayo. Y si junio viene ruin, hasta el fin". Este junio, desde luego, ha venido de lo más ruin. Calores anticipados, al par que exagerados, lluvias tardías y torrenciales, fríos destemplados fuera de fecha...
Yo, por si acaso, cual felino prudente que me precio de ser, he recurrido a refugiarme tras este poderoso amuleto de la Diosa Madre, que me obsequió un travieso duendecillo llamado Syr.
. Si hubiésemos repasado el refranero, cuando era ocasión oportuna, quizá habríamos estado más prevenidos respecto al clima loco de junio:
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Hasta que pase san Juan no te quites el gabán.
Por bien o por mal, no te quites el sayo hasta san Juan.
Lluvias en junio, grave infortunio.
Tormentas por san Juan, quitan vino y no dan pan.
Aguas por san Juan, vinagre a la Navidad.
San Pedro lluvioso, treinta días peligrosos.
. Sin embargo, a pesar del tiempo loco, no debemos descuidar las labores propias de la época, si queremos obtener los frutos correspondientes:
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Cuando junio llega, busca la hoz y limpia la era.
Ara por san Juan, si quieres coger pan.
Por san Bernabé, la siega de prados está bien.
Entre san Juan y san Pedro, esquila al perro.
Por san Juan brevas, y por san Pedro las más buenas.
Quien quiera los higos ver nacer, madrugue por san Bernabé.
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Porque, como no hay mal que cien años dure... ni cuerpo que lo resista, al final saldrá el arco iris, señal cierta de la tregua que nuestra Madre Naturaleza nos da, tras habernos refrescado la memoria sobre quién manda, de verdad, en este planeta, y qué cosas son las que merecen la pena.
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Cultivo una rosa blanca
en Junio como en Enero,
para el amigo sincero,
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo,
cultivo una rosa blanca.

(José Martí).
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Salud y fraternidad.