-Pero vamos a ver, ¿por qué se asombran de ver un perro al volante de un automóvil? Después de ver a tanto animal, conduciendo por esas carreteras, ya deberían estar curados de espanto.
¿O es que nunca han coincidido con una bestia parda, al volante, que les intentaba adelantar en línea continua? ¿O con un mal bicho, que no respetaba la distancia de seguridad? ¿O con una acémila, empeñada en girar sin intermitentes? ¿O con un animal de bellota, tirando colillas de cigarro por la ventanilla? ¿O con… etc., etc.?
.
Por tanto, no sean ustedes humanos animales, conduzcan como humanos racionales. Cuídense, de quienes no piensan hacer caso de este consejo, y que pasen unas buenas vacaciones.
.
Y, una vez más, aplíquense esa canción tan escuchada en las “peticiones del oyente”, allá por los años 60 del pasado siglo, de la inefable “Perlita de Huelva”, pero cuya recomendación, coñas aparte, no es para desoír:
.
“Precaución, amigo conductor,
tu enemigo es la velocidad.
Acuérdate de tus niños,
que te dicen con cariño:
¡No corras mucho, papá!”
.
Salud y fraternidad.