La rueda de los ciclos ha dado otra vuelta, llega de nuevo la fecha mágica de Samhain, la noche enigmática durante la cual las barreras entre los mundos, físico y sobrenatural, se disuelven, permitiendo el libre movimiento de los espíritus de una a otra dimensión. Aunque, no debemos olvidar que esta circunstancia es de doble dirección, y determinados mortales, si son merecedores de ello, pueden acceder también a los secretos del más allá...
En la cultura celta, Samhain marca el fin de un ciclo anual y el comienzo de otro, es por tanto un momento de intensa energía, cósmico-telúrica, que se derrama sobre todos con fines regeneradores.
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En esta noche mistérica, el dios Daghda, "el buen Dios" de la "varita mágica", uno de cuyos extremos quita la vida, mientras el otro la devuelve, el dios del "Caldero Inagotable" de la abundancia, se une con el espíritu femenino, fluvial, Boyne, como símbolo de la fertilidad que, mediante el agua, proporciona la Madre Tierra fecundada por el Cosmos.
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Igualmente, durante esta noche magnética, el dios del amor, Oenghus, encuentra a su amada, Caer Ibormeith -"baya de tejo"-. Ambos se transforman en ocas, o cisnes, y volando tres veces sobre el lago sagrado, adormecen a todos mediante un canto mágico, y durante los tres días que dura este encantamiento, se unen para renovar la fertilidad, física y espiritual, de los mundos, humano y divino.
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Yo, como soy un gato "europeo común", todavía creo en estas tradiciones de la Antigua Religión, por eso, una vez más, os deseo lo mejor para el nuevo ciclo anual, y renuevo a la Diosa Madre, mi ruego del año anterior: "Que podamos llegar todos a este momento, del año próximo, con el mejor ánimo espiritual y en la mejor forma física".
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Salud y fraternidad.
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Igualmente, durante esta noche magnética, el dios del amor, Oenghus, encuentra a su amada, Caer Ibormeith -"baya de tejo"-. Ambos se transforman en ocas, o cisnes, y volando tres veces sobre el lago sagrado, adormecen a todos mediante un canto mágico, y durante los tres días que dura este encantamiento, se unen para renovar la fertilidad, física y espiritual, de los mundos, humano y divino.
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Yo, como soy un gato "europeo común", todavía creo en estas tradiciones de la Antigua Religión, por eso, una vez más, os deseo lo mejor para el nuevo ciclo anual, y renuevo a la Diosa Madre, mi ruego del año anterior: "Que podamos llegar todos a este momento, del año próximo, con el mejor ánimo espiritual y en la mejor forma física".
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Salud y fraternidad.