Cuanta justicia poética hay en esta imagen, los irreconciliables enemigos, segados por la Parca, son ahora tan sólo dos cabezas yertas, el toro un trofeo, el torero un recuerdo.
El morlaco, con el gesto sereno y el perfil bravío de su raza, el diestro, con el gesto sobrio y el perfil romano que lo afamó en vida.
¿Se miran, acaso, desde el mas allá, sin el rencor de otrora? ¿Dialogan, mudos, con filosófico senequismo, sobre la banalidad de la vida?
Gladiadores del ruedo, enfrentados a muerte por el honor y la vida, vencedor uno, vencido el otro.
¡Ay, al cabo, ambos fueron vencidos por el Padre Tiempo! ¡Cronos fue quien acabó cortando orejas y rabo, para luego salir a hombros de la plaza! ¡Vae victis!
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Salud y fraternidad.
4 comentarios:
Yo creo que a la postre, no hay vencedores ni vencidos, por cuanto que al final, la Parca, como dices, nos termina igualando a todos. Un abrazo
Realmente tu lo has dicho: Cuanta justicia poética hay en esta imagen!!, pero cuanta, cuanta!!
Abrazines
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No sé si mi reflexión tendrá algo que ver con la justicia, poética o no, de la propia vida...
A los cien años...todos calvos!!!
Gracias a Dios, a la Madre Naturaleza o a quien haya tenido a bien traernos a este azaroso existir...
No hay bien, ni mal que cien años dure...¡Ni cuerpo que lo resista!
Eso creo que tiene que ser lo que nos impulse a levantarnos con fuerza y buen ánimo cada día...
Un besico.
Ironías de la vida. Cierto, Alkaest. Como de costumbre tu redactado engancha a la lectura, porqué será?...
Juancar, me he reído con tu comentario, porque con tu foto de perfil encajan en un Hamlet :)
Un abrazo,
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