jueves, 24 de diciembre de 2009

¡Próspero y Feliz Solsticio de Invierno!

Desde mi ventana, mientras caen las últimas hojas, alumbradas por un frío Sol, veo pasar el Solsticio de Invierno y ensueño los viejos tiempos, los tiempos antiguos, cuando yo era otros gatos, entre otras gentes diferentes, en otras vidas, y celebrábamos los viejos ritos para invocar el favor de nuestra gran Diosa, la Madre Tierra...
.
Los solsticios, son la época el año en la cual el Sol, en su movimiento aparente sobre la eclíptica terrestre, presenta su mayor alejamiento del ecuador. En el de invierno, 21-22 de Diciembre, el Sol ocupa su lugar más bajo sobre el horizonte, el día es el más corto y la noche la más larga del año. A partir de ahí, comienza de nuevo la elevación solar, lentamente, los días comienzan a crecer y las noches a menguar. La Naturaleza, adormecida, va acumulando fuerzas para el renacer primaveral.
.
En estas fechas, entre el 20 y 23 de diciembre, los pueblos celtas celebran el festival Yule, conocido también como “Festival de la Luna Oscilante”. Mediante sacrificios, ramos de acebo en las puertas, músicas gozosas, encendido de hogueras, y alegres danzas con coronas de muérdago, las gentes convocan a los dioses, para que pongan fin a la oscuridad y traigan el renacer de la luz solar.
.
A partir de ahora, el Padre Sol vuelve a recobrar energía, aunque muy despacio, y transmite su fuerza a la Madre Tierra, para que geste en su seno profundo las abundantes cosechas del año siguiente.
.
Es la época de los fríos brumosos, pero aunque todo parece dormido a perpetuidad, la Diosa vela en silencio, y en el silencio invernal gesta la fecundidad futura.
.
A veces, las lluvias, son tan intensas que los ríos se desbordan del cauce, sumergen las riberas y los campos vecinos, pero si no hemos construido nuestra casa en un lugar inadecuado no debemos preocuparnos. Ese agua es imprescindible, el ciclo natural la reclama como un colaborador necesario.
.
En otras ocasiones, es la sequía lo que caracteriza el clima, pero también ella es un “mal” necesario, los campos necesitan reposo, fermentar y airear los nutrientes. Esas tierras de un ocre reseco, algún día acabarán por aparecer con el verde intenso y lujurioso que es el manto de la Diosa Naturaleza.
.
Como la tierra reposa, también muchas especies vegetales se repliegan sobre sí mismas, se duermen literalmente, hibernan, concentrando su “sangre” en las raíces y librándose de las hojas con el gasto de energía que suponen.
.
Los incómodos vientos, fríos y cortantes, aventan y arremolinan las hojas, de acá para allá, todo cobra un aire entre desolado y atemorizante. Sin embargo, esas hojas servirán como alimento de bosques y prados, su materia muerta alimentará los brotes primaverales.
.
Y llega la nieve, esa reserva de agua que la Madre Tierra acopia con sabia previsión, en espera de utilizarla cuando más falta haga, cuando en la época de crecimiento vital las nubes se hagan de rogar. Esa nieve, tan fastidiosa, tan temible, y sin embargo tan necesaria al ciclo de la existencia sobre el planeta.
.
Es también la época de las heladas, el agua de fuentes y arroyos, e incluso ríos, se vuelve sólido cristal, crea fantásticas composiciones, como si la Madre Tierra, disfrazada como Vieja Invernal, sacase a relucir su faceta más artística y creativa.
.
Los animales que no hibernan, tiene que apañárselas como pueden para sobrevivir, van de acá para allá en busca de sustento, o se posan sobre los desnudos árboles, oteando el horizonte y soltando al viento su quejumbroso idioma. Algunos no llegarán a ver el próximo renacer, regresarán al regazo de la Madre Tierra del que surgieron, para volver con otras formas y otro lenguaje...
.
Aunque otros muchos resistirán, gracias a que incluso en el crudo invierno abundan algunos frutos mediante los cuales la vida sustenta a la vida, porque la Diosa Madre aprieta pero no ahoga. Al menos, no a todos.
.
Por eso, con el poeta podemos cantar, todavía, y por cuantos años la Madre Tierra quiera otorgarnos, la misma canción que entona el viejo árbol:
.
“Mi corazón espera,
también, hacia la luz
y hacia la vida,
otro milagro de la primavera”
.
.
Salud y fraternidad.