viernes, 23 de octubre de 2009

Topónimos y gentilicios, bromas de pueblo...

Cuando tantos nombres de lugares, estrambóticos, risibles, y hasta ofensivos, hay por el ancho mundo, es reconfortante encontrarse con uno como éste: “Villafeliz de Babia” (León).
El topónimo es afortunado, doblemente afortunado. Se trata de una villa que sugiere felicidad, optimismo, y al tiempo está en Babia, ese lugar idílico donde los medievales monarcas iban a descansar de las preocupaciones propias del cargo. Estar en Babia, es como estar en un limbo de feliz ignorancia, ajeno a preocupaciones y problemas.
Sin embargo, hay muchos otros lugares a los que parece pusieron su nombre el día de los Santos Inocentes, como una pesada broma, no hay más que consultar el “Nomenclátor de los Pueblos de España”:
Porro (Almería), Sexo (Pontevedra), La Poya (Asturias), Chocha (Lugo), Follada (Cantabria), Matafoyada (Asturias), Las Zorrillas (Málaga), La Ramera (Asturias), La Putols (Murcia), Coitos (A Coruña), Cornudilla (Burgos), El Cabrón (Asturias), Tocina (Sevilla), Timos (Lugo), Zotes (León), El Purgatorio (Murcia), L’Infern (Barcelona), Los Infiernos (Murcia), Meao (Lugo), Vilamea (Orense), Pedo (Lugo), Matajudaica (Girona), Matamorisca (Palencia), Culpa (A Coruña), La Maliciosa (Madrid), y un largo etc... (Los gentilicios jocosos, que de aquí pueden derivarse, mejor ni insinuarlos).
Así pues, por encima de chanzas y chirigotas, vayan nuestros mejores deseos, para los habitantes de estos lugares.
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Y, a los malpensados, recordarles que lo importante no es el topónimo, ni el gentilicio, de un lugar, sino el buen carácter de sus gentes, su laboriosidad y cordialidad, vivan donde vivan. Por lo cual, merecen todo nuestro respeto y consideración, aunque sus antepasados estuviesen poco inspirados al escoger la denominación del sitio en que habían de habitar sus descendientes.
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Salud y fraternidad.