miércoles, 4 de agosto de 2010

¿El Ebro nace en Reinosa, provincia de Santander...?

¡Ay, el Ebro, río mítico y espejo de nuestra candidez! Río ignoto de nuestra infancia, cuando todos los escolares debíamos declamar, a coro y sin desafinar, aquella cantinela monótona, destinada a grabar en nuestras vírgenes mentes, con letras de fuego, la geográfica "verdad" patria, oficial, incontestable y eterna:
"¡El Ebro nace en Reinosa, provincia de Santander... etc, etc, y etc.!"
Todavía recordamos a nuestro condiscípulo Alarcón, "el Mudito", así apodado porque a veces, cuando el maestro le preguntaba la lección, se quedaba mudo, no porque no la supiera, sino porque no le daba la real gana contestar. Cada vez que nos hacían canturrear lo del río patrio, "el Mudito", que tenía una sutil y rebelde vena humorística, se arrancaba "sotto voce" entre el coro infantil, con "versiones" personales de este cariz: "El Ebro es una cosa que nace por Santander", o bien "El cerdo engorda en Reinosa y yo me lo comeré", con reprimido regocijo de sus más cercanos compañeros de pupitre.
Hasta que Gonzalito González, alias "el Chiva" por ser el chivato oficial, dio el cante al maestro, y la siguiente vez que "el Mudito" soltó un: "El Ebro nació en su casa el día de antesdeayer..." El cerrado puño, del advertido docente, cayó implacable sobre el cráneo del herético, cuyo hueso resonó como si hubiese sido desnucado. De resultas, le brotó un hermoso chichón occipital, justo castigo, a más de lo cual se le adjudicó una semana de rodillas y sin recreo. Así aprendimos, en cabeza ajena, que con la sagrada geografía patria no se juega...
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Pasaron los años, pasaron los maestros, pasaron los gobiernos, en definitiva, pasó la vida. Y los niños que ya no éramos, descubrimos que, aquella "verdad inmutable", no era más que otra de las muchas mentiras y falacias con que los gobernantes de todos los tiempos insultan nuestra inteligencia, siempre que se lo consentimos. Otro espejismo, otro mundo al revés. Entonces comprendimos cuanta razón tenía "el Mudito", aquel espíritu libre, al burlarse siempre del Ebro aún a costa de sus costillas, o para ser más exacto a costa de su caja craneal. Cuando, ya en la madurez, tuvimos ocasión de visitar el "presunto" nacimiento del Ebro, nuestro emocionado recuerdo voló hasta aquel aula infantil y el guasón condiscípulo que alegraba, con su rebelde humor, aquellos años grises cargados de mentiras.
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Porque el Ebro, no nace en Reinosa, provincia de Santander. Ese Ebro que, se supone, dio a la península el nombre ancestral de "Iberia" -Ibero = Ebro-, nace en Cantabria, en una fuente de los Picos de Europa, concretamente el Pico Tres Mares. Pero nace con nombre supuesto, bajo el seudónimo de "Híjar", y tan solo se revela como Ebro, e inicia su curso, a 1980 metros de altitud, en Peña Labra, 27 kms antes de llegar a Reinosa.
No obstante, todo lo anterior debe entenderse "con valor de simple presunción", pues ni geólogos, ni hidrólogos, ni geógrafos, ni el sursum corda, se ponen de acuerdo sobre el verdadero punto en que nace el Padre Ebro. ¡Tenga usted 928 kilómetros de largo, para esto!
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Sin embargo, hoy día, el nacimiento "oficial", para más fácil acceso y cómoda visita, se ha rebajado hasta los 880 metros de altitud de "la Fuentona", en Fontibre, municipio de la Hermandad de Campoo de Suso, en Cantabria.
Bajo la conocida peña de La Torre, así llamada por haberse elevado en ella la medieval Torre Fuerte de los Mantilla, se despliega el bosquecillo de el Escajal. En lo que antaño era el bosque primigenio, está enclavada la Fuentona, rodeada de chopos, fresnos, hayas, olmos, espinos, mostazos, acebos, endrinos, y demás especias autóctonas. En sus lindes, se asienta el templo de San Félix y el viejo caserío.
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Este mágico lugar, donde todavía habitan hadas y gnomos, tiene su propia geografía interna: La Fuentona, es la surgencia donde brotan las aguas entre peñascos. Su contorno, se conoce como la Fontanuca. El Pozo Azul, así nombrado por la tonalidad verdiazulada del agua, se encuentra unos metros más adelante. Y por último, en el primer recodo del renacido río, se halla el Pozo de los Muertos. Cada lugar, tiene sus leyendas, sus tradiciones y espíritus guardianes: la Dama del Agua, el Cuélebre, los trasgos o trastolines...
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El viejo Padre Ebro fue utilizado como propaganda, religiosa y política, no solo en la escuela. Junto a la surgencia del río se erigió, en 1889, una columna con la Virgen del Pilar, quizá para "santificar" al genio "pagano" del río Íbero. Pasado el Pozo Azul, se colocó en 1950 un relieve mural de artístico estilo totalitario, obra de Jesús Otero, donde una grandilocuente cita de Menéndez Pelayo -don Marcelino-, pretende instruirnos sobre el significado del Ebro para España, con expresiones como "unidad suprema" y "diversidad fecunda". Una España, que el imperialismo romano bautizó como Hispania, para borrar que originalmente fue la celtibérica Iberia. Y que luego, otros, rebautizaron de muchas falaces maneras...
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Sin embargo, la memoria ancestral todavía hace que las buenas gentes, siquiera de manera inconsciente, continuen perpetuando allí los ritos de la Antigua Religión, so capa del barniz devoto de las nuevas creencias mitológicas judeo-cristianas. En una hornacina, excavada en la roca de la que brota el agua, como si de un templo se tratase, los "fluviales peregrinos" dejan cintas de colores, velas, pañuelos, flores, como ofrendas al espíritu de las aguas, al genio que habita el río, se llame como se llame esta divinidad y la administre quien la administre...
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El poeta Gerardo Diego, dedicó al río de su infancia estos sentidos y apasionados versos, titulados "Pico Tres Mares", donde la montaña aparece como "Madre de Iberia":
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Ni una gasa de niebla, ni una lluvia
o cellisca, ni una dádiva de nieve,
ni un borbollar de fuente candorosa
dejo perderse. Madre soy de Iberia,
que incesante en mi seno, nace y dura.
A los tres mares que la ciñen, corren
-distintas y purísimas- mis aguas.
Al Ebro el Híjar, el Pisuerga al Duero,
y el Nansa se despeña. Tres destinos:
Mediterráneo, Atlántico, Cantábrico.
Y mi cúspide eterna, bendiciendo
-vientos de Dios- España, toda en torno.
Postérnate en mi altar si eres hispano.
Si de otras tierras, mira, admira y calla.
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[Gerardo Diego, Mi Santander, mi cuna, mi palabra, 1961].
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Salud y fraternidad.