domingo, 30 de enero de 2011

Cual dioses, creamos... universos de jabón.

De toda la memoria, solo vale
el don preclaro de evocar los sueños.
[Antonio Machado, Galerías, poema LXXXIX]
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¿Por qué hay ciertas cosas simples, que son capaces de abstraernos, arrebatarnos, hacernos trascender, hasta dimensiones desconocidas y, sin embargo, infinitamente placenteras?
Nos referimos, a experiencias vitales en apariencia irrelevantes. Ver correr un curso de agua, ya sea caudaloso río o humilde arroyo. Contemplar una salida o puesta de los astros, se trate del Sol o de la Luna. Observar el oleaje, en la rocosa costa o en la extensa playa, en día de calma o bien de temporal. Y, por supuesto, estar atentos al hipnótico fluir de las inconstantes pompas de jabón.
. ¡Pompas de jabón! ¿Qué hay en estas simples ensoñaciones esféricas, tan intensas como breves, que nuestro ánimo serenan, mientras en su contemplación el tiempo se contrae, se alarga, retorciendo el instante con el infinito, hasta que la cruda realidad se torna irreal belleza?
¿Acaso, por un breve momento, soñamos ser divinidades de la suprema esfera, creando al azar, al capricho insensato que sólo los dioses ejercen, mundo efímeros, universos de fugaz existencia?
Nadie ha comprendido estas bellas fragilidades, mejor que los poetas. Nadie como ellos ha sabido aproximarse a su esencia, preñada de sueños, para relacionarla con la esencia de nuestra existencia, transitoria y fugitiva.
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Desgarrada la nube; el arco iris
brillando ya en el cielo,
y en un fanal de lluvia
y sol el campo envuelto.
Desperté. ¿Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
Mi corazón latía
atónito y disperso.
...¡El limonar florido,
el cipresal del huerto,
el prado verde, el sol, el agua, el iris,
¡el agua en tus cabellos!...
Y todo en la memoria se perdía
como una pompa de jabón al viento.
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[Antonio Machado, Soledades].
. Nunca perseguí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse...
Nunca perseguí la gloria.
.
[Antonio Machado, Cantares].
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Salud y fraternidad.