lunes, 19 de noviembre de 2012

Feliz honomástica felina, Sir Crispín de Cheshire...

Será por aquello de que “hay que adorar el santo por la peana...”, por lo que se han empeñado los compadres, de la Cofradía del Licor del Simio en su Románica Manifestación, en felicitarme el santo, pues hoy es san Crispín, patrono de los zapateros medievales. Personaje que, cuando la mitología judeo-cristiana se impuso a la Antigua Religión, sustituyó a los duendecillos Leprechaun, conocidos también como “zapateros de las hadas”, que eran a su vez una versión renovada de la triple divinidad céltica conocida como Lugoves.
Por si quieren informarse más sobre dicho tema, aquellos que en su día pasaran de largo, adjunto el enlace a una entrada que hice en el blog Laberinto Románico, titulada: “San Crispín Leprechaun, el románico zapatero de las hadas”.
 
 
Agradezco a los cofrades el ocurrente cumplido, y para que ven cuan cierto es ello, voy a brindar con un traguito de agua fresca del grifo, aderezada con pizquita de cloro. ¡Va por ustedes, compadres, y que sea por muchos años!
 
Y para corresponder a su amabilidad, les obsequio con unos refranillos gatunos:
 
A gato escaldado, sólo una vez lo atrapan.
A gato viejo, rata tierna.
Buen amigo es el gato cuando no araña.
Carne que se lleva el gato no vuelve al plato.
Cien ratones, a un gato, le dan un mal rato.
Cuando el gato está ausente, los ratones se divierten.
El gato que se ha quemado, al ver la ceniza corre.
Donde hay chorizos colgando no faltan gatos husmeando.
El amor de los gatos, a voces y por los tejados.
Gato dormilón no pilla ratón.
Gato enfadado, araña hasta con el rabo.
Gatos y niños siempre dicen mío, mío.
Hijo de gata, ratones mata.
Ni gato en palomar, ni cabra en olivar.
Perro y gato no caben en un saco.
Si hay trato, amigos pueden ser perro y gato.
Yo mando a mi gato, y mi gato manda a su rabo.
 
Salud y fraternidad.