jueves, 4 de marzo de 2010

¿Espíritu Santo... o pájaro cagón?

Quienes inventan símbolos sagrados, no siempre están todo lo “inspirados” que su labor requiere. Deberían tener mejores conocimientos de zoología y etología, para que, a la hora de elegir un animal como símbolo de las figuras sagradas, no les ocurra igual que al “ingenioso” que tuvo la rara ocurrencia de tomar, para imagen del Espíritu Santo, a la Columba livia doméstica... es decir la “Paloma bravía doméstica”.
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El Espíritu Santo no es un elemento menor en la mitología judeo-cristiana, es nada menos que “una de las tres personas” de su peculiar dios “uno y trino”. O sea, que es el propio dios. Lo cual hace más grave el asunto de la elección de la paloma, como símbolo de esta surrealista divinidad, que es triple sin dejar de ser única, pero no es ni triple ni única... Un animal simbólico, muy “resultón” cuando se representa en piedra, madera, o pintura, dentro de los templos, pero que, como animal vivito y coleando, es otra cosa...
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En descargo de quien escogió el símbolo diremos que, cuando tuvo la luminosa idea de elegir la paloma para representar esta faceta, Espíritu Santo, del dios, ignoraba que los judeo-cristianos posteriores iban a “cagarse” en el Decálogo del Sinaí. A saber, se harían los locos respecto a las dos primeras prohibiciones del Decálogo: “No te harás escultura alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahvéh, tu Dios, soy un Dios celoso” (Éxodo 20, 3-17; y Deuteronomio 5, 7-21).
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A partir de que las tesis de los iconoclastas, partidarios de no realizar imagen alguna de los personajes sagrados, fueron rechazadas, y los judeo-cristianos que las sustentaban fueran masacrados por los judeo-cristianos que se oponían a ello, el conflicto entre “paloma símbolo” y “paloma animal real” se hizo evidente en toda su crudeza. Asquerosa y sucia crudeza, deberíamos añadir.
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La “tierna avecilla”, que figura como imagen del Espíritu Santo en los momentos culminantes del relato mitológico judeo-cristiano, como son el “bautismo del Galileo”, la “anunciación a la Virgen”, o el “apostólico Pentecostés”. No es, en la vida real, el amable al par que poderoso pájaro divino. Sino una sucia y detestable criatura, de apetitos, alimenticios y lujuriosos, insaciables. Pase lo del “apetito lujurioso”, que la criatura no lo hace por vicio, sino por perpetuar la especie, según le impulsa su naturaleza. Pero lo del “apetito alimenticio”, aunque también de esencia natural, tiene unos resultados más repulsivos. Esta imagen viva del “espíritu del dios”, no se priva de defecar por doquier, además con unos excrementos cuya acidez es tan extrema que corroe la piedra más dura.
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Este símbolo viviente, del Espíritu Santo, podemos encontrarlo con gran frecuencia, en actitudes non sactas, posado sobre imágenes santas, a las que ha “bautizado” con abundancia de guano. Le da igual que se trate de la Virgen Santísima y su divino Niño, del fraternal san Francisco de Asís, de las benditas hermanas María y Ana, o del seráfico vegetariano san Bruno. Las simbólicas aves, defecan a placer sobre tan divinas cabezas, recubriendo con una pátina de “palomina”, que así se denomina la mierda de paloma, las sagradas imágenes.
¿Será consciente, la paloma, de su blasfemia, pues se está cagando en la Virgen y todos los santos? ¿Estamos ante justicia poética o venganza divina? ¿Será esta la forma, en que el “celoso dios”, Yahvé, denuncia el hecho de que sus “fieles” se cagaran en las palabras del “Decálogo”, haciendo imágenes de lo divino y lo humano, cuando se les había prohibido expresamente?
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Salud y fraternidad.

5 comentarios:

SYR Malvís dijo...

Has llegado a esa conclusión desde un punto de vista intelectual, exquisito y racionalizado. Yo soy más prosaico. En los comienzos, intuía a la avecilla sagrada en el bosque de Dodona rodeando el roble sagrado de Zeus, acompañando a Istar, Astarté, Atagartis y a la misma Afrodita. Después como ave pura propiacia al sacrificio (Levítico 5, 7-9). Símbolo de pureza y sencillez, del Espíritu Santo, signo de la Creación, del apaciguamiento Diluviano, del Bautismo del Galileo, de la lengua insufladora de la sabiduría de pentecostés....

Después, alguien me envió la letra de una canción de Rocío Dúrcal ( la muerte del palomo) y un día aciago, en la Avenida alicantina de Maissonave, una paloma se cagó en mi recién estrenado chemisse lacoste.

Por eso, te comprendo, compadre.

Alkaest dijo...

Dilecto Malvís.
Salvando el estropicio, "chemis-lacostiano", que sufriste, debes reconocer la calidad democrática de las tiernas palomitas: lo mismo se cagan sobre el chaleco del humilde ladrador, que sobre el "lacoste" del noble y sesudo leguleyo. Sin hacer acepciones, tanto les da cagarse sobre la Virgen bendita, su divino Hijo, o el propio Dios Padre, si sus estátuas se les ponen a tiro.

¿Por qué salvaría Noé un animal tan sucio -o mas correctamente, tan "ensuciador"-, que no se recata de enmerdar lo divino ni lo humano?

La respuesta, a tal misterio teológico, está precisamente en la mierda. Con perdón de las señoras...
Resulta que el excremento de paloma, llamado muy originalmente "palomina", es un fertilizante ecológico de primer orden, que tuvo gran valor en la agricultura antigua y medieval. Si a esto unimos, que la paloma, además, producía sabrosos pichones muy aprecidos culinariamente, y las llamadas "mensajeras" funcionaban mejor que el Servicio de Correos, tendremos la solución del enigma.
Ante tales ventajas prácticas, pensaron los antiguos, ¿que importa que las palomitas se caguen en Dios y su Madre?

Dicho sea, todo ello, con el mayor respeto, hacia los personajes sagrados y hacia las palomas...

Salud y fraternidad.

Rubén Oliver dijo...

Decir que las palomas mensajeras,iban mejor que el servicio de Correos,es una obviedad.

No cuenta con demasiada estima por mis partes el animalito,aunque le reconozco su valía en el medio rural.Hoy en día ya no tanto,que podemos encontrar sus pichones en el super.
Cuando era adolescente,le encontraba cierto sentido simbólico a las estatuas de los próceres,ensuciadas por un animal tan humilde...Digamos que la naturaleza se burlaba con cierta retranca,de las "glorias" terrenales.
Un saludo.

juancar347 dijo...

La próxima vez que una paloma defeque en mi coche, lejos de tirarla una piedra por hija de su padre y de su madre, elevaré la mirada al cielo y pensaré: hágase tu voluntad, allá en el cielo como aquí abajo en mi coche. Lo que es evidente, es que para representar a una de las tres Personas del Olimpo Cristiano, constituye un problema de primer orden: se reproducen como ratas y crean focos de infección en las ciudades, aparte de que sus excrementos corroen, no solo las fachadas de los edificios y la piedra de los principales monumentos, sino cualquier cosa que se les ponga por delante; eso por no hablar de la época de celo del palomo....En fin, que a Dios rogando y con el mazo dando...

Baruk dijo...

Como sois... no diréis eso cuando en una próxima vida os reencarnéis en palominos!!!


Salud y románico


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