jueves, 17 de septiembre de 2009

Gatuperios: “Nasío pa’matá...”

En la Catedral de Oviedo, hay un gran patio lateral, cerrado con rejas, en el que campan por sus respetos un grupo de gatos urbanos, al que alimenta la humana caridad. Una felina había tenido allí su camada, y los tres pimpollos andaban por el lugar, triscando a sus anchas, mientras la madre se dedicaba a sus quehaceres.
Las criaturitas, de pocas semanas, ya eran conscientes de su potencial depredador, y nos obsequiaron con estas deliciosas, al par que ingenuas, escenas de “caza mayor”.
Las palomas, oportunistas como el que más, andaban revoloteando, en busca de cualquier cosa que hubieran arrojado a los gatos y fuese de provecho alimenticio para ellas.
Dos de los pequeños felinos, “europeos comunes”, se percataron del desparpajo de las osadas aves y se pusieron al acecho, según les dictaba el instinto cazador.
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El hermanillo de pelo “romano”, pronto se cansó de la provocación colombina, que lo burlaba constante, y bajó los escalones. Pero, el felino rubio, quizá de natural mas “feroz”, se quedó allí, como el que no quiere la cosa. Muy quieto, muy agazapado, con los músculos en tensión y los bigotes vibrando de ansiedad. Mientras, las palomas se volvían más y mas atrevidas, o descaradas, aleteando cerca del felino que ya estaba insalivando de placer.
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Por fin, decidió que había llegado el momento oportuno, saltó hacia las aves con toda la potencia de sus pequeños músculos y toda la ingenuidad de sus pocos días. A las ladinas palomas, no les costó mucho aletear y revolotear, como en una larga torera, para ponerse a salvo del “terrible” animal. Este, quedó satisfecho con la “espantá” que había provocado, como si con ello su honor hubiese quedado a salvo, y regresó a jugar con sus hermanillos.
El instinto, es el instinto... Por eso, desde chiquitos, los animales ya saben lo que tienen que hacer en según que circunstancias. Es como si viniesen con los conocimientos instalados “de serie”, con un chip que les pusieron en la “fábrica”. Aunque estos saberes y haceres, deberán ser perfeccionados por el aprendizaje, viendo actuar a sus congéneres.
Cuando, éste “europeo común”, tenga unos meses más, la colombófila plebe se lo pensará dos veces antes de situarse a su alcance, ni siquiera de broma.
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Salud y fraternidad.

5 comentarios:

escayoleando dijo...

Alkaest no pierdes detalle de lo que pasa a tu alrededor,y entre col y col bien esta´alguna lechuga,
un saludo ESCA

Alkaest dijo...

Si, si, pero estas "lechuguitas" tenían garras y colmillos, todavía pequeños, es cierto, pero dales tiempo y verás como se montan una merienda felina a base de "palomas en su tinta".

Salud y fraternidad.

Pilara dijo...

Porque tengo el convencimiento de que sir Crispín no es dado a ningún tipo de correrías... claro está, fuera de los dominios que le son propios que tampoco hay que cuestionar las capacidades y dotes de cada cual; que si no...no sería de extrañar que la mamá de tan felino churumbel le fuese pidiendo pruebas de paternidad ante tal parecido físico,tanta apostura, tales dotes de cazador... y el reportaje fotográfico que le ha realizado el señor Alkaest...riendo las "gracias" de tan lindo gatito.

Un fuerte abrazo.

Alkaest dijo...

Pues sí, comadre Pilara, ya que lo dices. Habrá que pedir, a nuestro inefable Genealogista, que realice una investigación en los archivos para averiguar tan sospechosos parecidos... Y hay más, porque en próximas entradas saldrá algún otro "primo" suyo (de Crispín, no del Genealogista).

En cuanto al reportaje, suerte, que uno va por la vida con la mente abierta, el ojo avizor y la cámara en ristre. Así que, a veces, se atrapa una curiosa y divertida escena como ésta.

Salud y fraternidad.

juancar347 dijo...

Desconocía esas dotes de emulador de Félix Rodríguez de la Fuente; pero sin duda atraen una buena moraleja: lleva siempre la cámara preparada, porque nunca se sabe lo que se puede poner a tiro del objetivo...Eso sí, como detallista y observador, no hay quien te iguale. Un abrazo