viernes, 21 de noviembre de 2008

La sombra de Caín...

Desoladas soledades de La Bureba, parte de esa Castilla tan vieja y tan lejana, sobre la que se abate la ominosa sombra de Caín. Pueblos abandonados que se traga la tierra, templos románicos que se disuelven en ruinas, pequeños cementerios que visita el olvido. Y, poco a poco, la Naturaleza vuelve a enseñorearse de lo que un día fue suyo.
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"Por tierras de España".
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El hombre de estos campos que incendia los pinares
y su despojo aguarda como botín de guerra,
antaño hubo raído los negros encinares,
talado los robustos robledos de la sierra.
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Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
la tempestad llevarse los limos de la tierra
por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
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El numen de estos campos es sanguinario y fiero;
al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
veréis agigantarse la forma de un arquero,
la forma de un inmenso centauro flechador.
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Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
-no fue por estos campos el bíblico jardín-;
son tierras para el águila, un trozo de planeta
por donde cruza errante la sombra de Caín.
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Antonio Machado, Campos de Castilla (fragmentos).
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Salud y fraternidad.

1 comentario:

Unknown dijo...

Es que, como sabes, el personaje maldito por excelencia es Caín ( como en el cristianismo lo fuera el Judío Errante). Y sin embargo, junto a la reliquia de esa violencia fratricida primitiva, también es una forma de empezar la civilización. Cruel, pero, al fin, una nueva forma, pues al tener que vagar el primer hombre, deja de pastorear de forma nómada para buscar un lugar donde asentarse, acota sus campos con mojones y protege su ciudad con murallas. Tiene que inventar la caza y busca perpetuarse institucionalizando la bigamia.

Quizá, como a los hijos de La Bureba, la Tierra lo rechazaba.

Salud y románico.