viernes, 28 de noviembre de 2008

Las alegres comadres de Sanabria...

Cuesta abajo, por el camino de San Martín de Castañeda, allá van las buenas comadres de Sanabria. Han improvisado rústico bastón, con un simple palo, más que nada por marcar el ritmo y por aquello de la ayuda moral, pues que los pies todavía les responden. Se han provisto de paraguas, que el sol de junio ya se hace sentir. Y unas con un calzado, otras con otro, según se ajuste a su comodidad, han echado el tipo carretera adelante.
Charlan de sus cosas, que si la hija esto, o los nietos aquello. De las inquietudes cotidianas, este año buena va la fruta, o que el ganado tiene jugoso pasto y dará abundante leche. También, como no, cosas del pueblo, que si el tío fulano enfermó, la tía zutana marchó a la capital, o el truhán del menganito hizo cierto estropicio. Sin olvidar a la juventud. ¡Cómo está la juventud, Señor! Las comadres van cuesta abajo, y la fácil marcha les suelta la lengua.
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Luego, cuando el regreso sea todo subida, la charla irá más menguada. Quizá, entonces, con el monte a su derecha y el lago a la izquierda, será inevitable que salga a colación la leyenda de la ciudad sumergida, Valverde de Lucerna, y la xana Senábriga que allí habita. Tal vez alguna recuerde, también, las desventuras de “San Manuel Bueno, mártir”, el unamuniano párroco de novela. Y otra, puede sacar de la memoria los viejos versos: “San Martín de Castañeda, espejo de soledades...”
Vaya, la cuesta se pone pina, pero no desfallecen. Un último esfuerzo, a casita, y mañana más. Cosas del doctor, que ahora se ha puesto de moda que los ancianos caminen, bueno y los menos ancianos también, que parece ser que eso tan viejo de ir a pie es “mano de santo” para todo mal. Y bueno está lo bueno, ellas, que no han hecho otra cosa en toda su vida que trajinar de acá para allá, sube y baja, ve y vuelve, que la vida del campo no es un lujo y hay que sudarla para sacar adelante a la tropa familiar, ahora el señor médico “las manda a paseo”.
Pues venga, si el doctor lo manda allá vamos, que en buena compaña y con animada charla se traga bien esta medicina. ¡Ojalá todas ellas fueran de tan grata administración! Pocas contraindicaciones y escasos efectos secundarios, menos que la “aspirina” seguro.
¡Ánimo, alegres comadres, y que sea por muchos años!
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Salud y fraternidad.

1 comentario:

SYR Malvís dijo...

Y mientras el doctorcito, con el producto de sus recetas, fuma,a escondidas en su consulta, buenos puros habanos, se abastece de gambones y deja seca la bodega de Toro.

Junto a la margen del lago glaciar, una barquita abandonada: "El terror del Lago".